Todos los Santos un viaje de reencuentro familiar con la tradición, el culto y reflexión
El Día de Todos los Santos en Bolivia es una festividad profundamente arraigada en la tradición andina y cristiana, celebrada cada 1 y 2 de noviembre. Durante estos días, las familias honran la memoria de sus seres queridos fallecidos, combinando rituales católicos con costumbres indígenas ancestrales, especialmente la visión andina sobre la muerte y el ciclo de la vida.
Origen y Significado
El 1 de noviembre, conocido como el Día de Todos los Santos, se cree que las "almas de los difuntos niños" regresan a la Tierra. En cambio, el 2 de noviembre, es el turno de las almas de los adultos. Las celebraciones están marcadas por una profunda espiritualidad y un sentido de reencuentro simbólico entre los vivos y los muertos.
La primera celebración de un día para Todos los Santos se remonta a Antioquía en el domingo antes de las fiestas de Pentecostés durante las pascuas. Otra mención de un día común para rendir homenaje a los santos, se nombra en el sermón de San Efrén el Sirio que data del año 373, pero en este solo a los mártires y a San Juan Bautista.
No sería hasta el año 731 que el Papa Gregorio III, consagraría la Basílica de San Pedro a todos los santos y establecería la festividad el 1 de noviembre.
Contexto Aymara
Los amautas o sabios aymaras mencionan una y otra vez que venimos de un Wiñay Marka (Pueblo eterno) y volveremos a ese Wiñay Marka por lo tanto, no existe la muerte sólo volvemos a nuestro pueblo.
En la Iglesia Católica
En ese día la Iglesia celebra una fiesta solemne por todos aquellos difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de “todos los santos”.
No se festeja sólo en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año; se celebra también en honor a todos los que no están canonizados, pero viven ya en la presencia de Dios.
Es frecuente que ese día las grandes catedrales exhiban las reliquias de los santos. Con la llegada de los conquistadores españoles, la fiesta de los muertos se fusionó con la fiesta de todos los santos que los católicos celebran los dos primeros días de noviembre de cada año.
“La tradición de festejar a las almas y ajayus, forma parte de la cultura boliviana considerado como feriado nacional”
Elementos de la festividad
Mesa o altar para los difuntos: Las familias preparan en sus hogares una mesa o "t'anta wawa" (altar) en honor al ser querido fallecido. Los elementos más comunes incluyen como parte principal una fotografía del ser querido acompañado de:
Los Panes:
T’antawawas: Representan a los seres queridos que partieron, representan las antiguas chulpas que tenían caretas. “La tradición aymara indica que sí envuelve con un pan a un bebé va a ser muy querido por las gente, así como el pan es algo apreciado por la gente, el pan simboliza el amor hacia los seres que partieron”.
El Tantachachi: Representa a los ajayus mayores.
La Tantawila: Representa a los ajayus de adultos mujeres.
La Corona: representa una especie de flores. También representa la corona de Cristo y el sufrimiento del alma en su recorrido a la nueva vida.
Cruz: Significa el pecado del alma, sin embargo en la cultura aymara significa la cruz del sur.
Escalera: Este elemento permitirá al alma bajar del cielo a este mundo. Se dice que ademas ayudará al alma a subir serranías y muros.
Caballos: El caballo ayudará al alma a desplazarse, y llevarse los regalos que le hizo la familia.
Llamas: Representan una constelación, y se ofrece una llama a los muertos para que los acompañe en su viaje.
Comida favorita del difunto: platos típicos como el ají de arbeja, saice, y api con pastel.
Masitas tradicionales: bizcochos, suspiros y empanadas.
Bebidas: Jugos, chicha, vino o cerveza, y en algunos casos agua, para "saciar la sed" del alma.
Velas y flores: (principalmente de copo de nieve y claveles) para guiar a las almas.
Simbolismo:
Velas: Simbolizan la luz que guía a las almas hacia el cielo.
Flores: Representan la belleza y la fragilidad de la vida.
Comida y bebida: Se ofrecen como ofrendas para los difuntos y como una forma de compartir con ellos.
Visita al cementerio
El 2 de noviembre, las familias acuden al cementerio para llevar flores y compartir comida cerca de las tumbas. También se suelen contratar músicos que tocan canciones favoritas del difunto, reforzando la idea de que la muerte es un proceso de tránsito y no un final.
Almas y tiempos
Se cree que las almas tienen solo 24 horas para visitar a sus seres queridos, por lo que se dedica tiempo a acompañarlas con rezos, cantos y comida, mostrando gratitud y afecto.
Influencias culturales
La festividad refleja la simbiosis entre la cosmovisión andina y las enseñanzas católicas. En la visión andina, la muerte es un ciclo natural y las almas de los difuntos siguen vinculadas a la vida cotidiana. Por eso, las mesas preparadas tienen un carácter de reencuentro familiar, como si los fallecidos pudieran sentarse nuevamente en la mesa para compartir con los vivos.
Esta celebración es un ejemplo de la diversidad cultural de Bolivia, y en cada región puede tener matices diferentes, aunque el eje principal es el mismo: honrar y recordar a quienes ya no están en vida, pero siguen presentes en el corazón de las familias.
Tradiciones alrededor del mundo: Las costumbres asociadas al Día de Todos los Santos varían según la región y la cultura:
México: El Día de los Muertos es una celebración muy colorida y festiva, donde se construyen altares con ofrendas para los difuntos, se realizan desfiles y se disfruta de la comida tradicional.
España: Se acostumbra a visitar los cementerios y a encender velas en las tumbas. También es común preparar dulces típicos como los huesos de santo.
Otros países: En muchos otros países, se realizan misas especiales, procesiones y otras actividades religiosas para conmemorar este día.
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